El bosque templado es muy variable: en algunos lugares predominan los árboles caducifolios mientras que en otros las coníferas son más comunes. También hay bosques mixtos con árboles de coníferas, caducifolios de hoja ancha y siempreverdes de hoja ancha. Los bosques templados ocupan áreas con precipitación abundante y uniformemente distribuida y temperaturas moderadas con un marcado patrón estacional. La flora y la fauna de los bosques templados son muy diversificados, aunque muchos animales emigran o hibernan durante el frío invierno.
Tipos
Según el tipo de vegetación pueden ser de frondosas o de coníferas:- Bosque templado de frondosas o de hoja ancha, que puede tener varios subtipos según el clima:
- Bosque templado caducifolio o aestisilva, de clima continental húmedo, lluvioso en verano y seco en invierno.
- Bosque mediterráneo o durisilva, de clima mediterráneo, lluvioso en invierno y seco en verano.
- Bosque templado húmedo tipo laurisilva, también llamado bosque laurifolio o selva templada, de clima oceánico, lluvioso todo el año.
- Bosque montano o nimbosilva, de clima de montaña húmedo, que se encuentra en latitudes tropicales y subtropicales pero que presenta un clima templado debido a su altitud.
- Bosque templado de coníferas o aciculisilva, también llamado bosque seco de coníferas, ya que su hoja acicular o aguja no pierde tanta agua por evotranspiración.
- Bosque mixto, que alterna frondosas caducifolias con coníferas perennifolias.
VER .
http://www.jmarcano.com/bosques/tipos/templado.html
os bosques septentrionales son la extensión arborícola más grande del globo: en total suman 10.000 Km. de longitud y en algunas partes de más de 2000 Km. de ancho. Recorre América del Norte de costa a costa, y luego sigue extendiéndose por toda Siberia y Escandinavia. En dichas latitudes la cantidad de luz mejora sustancialmente con respecto a las condiciones del polo, el verano se prolonga un poco más, tienen asegurados por lo menos 30 días de luz apropiada y temperatura por sobre los 10°C, requisitos indispensables para que un árbol pueda desarrollarse; y sin embargo la diferencia con el polo es un verano a penas un poco más largo, porque el invierno es a veces más frío que en el polo, las temperaturas en los bosques suelen bajar hasta los 40° bajo cero y la nieve cubre los bosques la mitad del año. Tanto frío ocasiona condiciones muy secas en el ambiente. La vegetación y sobretodo los árboles deben luchar entonces no solo contra la congelación de su savia sino también contra la deshidratación; uno de los campeones en resistir la deshidratación y el frío, conservando sus “hojas”, son los pinos; sus hojas en forma de aguja no retienen la nieve, tienen una gruesa capa de cera aislante, tienen una baja cantidad de estomas y por lo tanto un baja pérdida de vapor, tiene poca savia, su color verde es intenso, de manera a aprovechar al máximo la luz solar, y es capaz de cerrar los estomas cuando el abastecimiento de agua por el subsuelo se obstruye por congelamiento. Aunque hay otras especies como el alerce, que pierden todas sus hojas, resistiendo así temperaturas muy frías y suelos en extremo secos, y que en cada invierno entran a un estado de total inactividad, la conservación de las acículas por parte de los pinos tiene ventajas evidentes: cuando llega la primavera sus hojas están ya dispuestas, y no gasta energía todos los años en renovar su masa foliar (la renueva continuamente cada siete años).
La cintura de coníferas incluye pinos, piceas, tsugas, cedros, abetos y cipreses,
todas de hojas aciculares y piñas. Las hojas caídas se descomponen
muy lentamente: son cerosas, resinosas, hace frío, hay poca actividad
bacteriana, pueden pasar años antes de que se descomponga; el resultado es un suelo pobre
y ácido debajo de un tapiz de acículas caídas. Pero ¿cómo es que
crecen entonces los árboles si el suelo es pobre? Están asociados con
un gran número de hongos, que a través de las raíces poco profundas de
las coníferas, intercambian las sustancias que ellos son capaces de
liberar desde las acículas que ellos mismos envuelven; a cambio piden
los azúcares y carbohidratos que no pueden sintetizar por carecer de
clorofila. Su relación con las coníferas es amplia, hay muchas especies de hongos creciendo asociadas junto a las coníferas, y aunque éstas pueden prescindir de los hongos, crecen entonces más lentamente.
Las resinosas agujas de las coníferas
alimentan solo a un par de especies de aves y a los insectos, pero ni
los renos (caribúes) ni los roedores las prueban. El principal
alimento que proporcionan los bosques de coníferas son sus semillas: ya
caídas, ya en las piñas, que varios animales saben conseguir: el piquituerto y el cascanueces son un par de aves que saben extraerlas de las piñas; las ardillas, los topillos y los lemmings las consiguen bajo la nieve. Los animales mayores, el corzo, el caribú y el alce
viven sobretodo de la grasa almacenada en verano, aunque también
ingieren líquenes, musgo, corteza de árboles y uno que otro escaso
arbusto conseguido en las orillas de los ríos o de los lagos. También
hay grandes depredadores en estos bosques: el lince
del Canadá, cazador prudente que cuando caza liebres renuncia si no la
ha alcanzado tras 200 m. de carrera, mientras que para conseguir un
corzo, animal más grande, tiene mayor dedicación; el glotón
es otro cazador, especie de comadreja gigante, que también caza
corzos. Y sin embargo los grandes animales son relativamente escasos,
aunque toda la fauna de invierno sea homogénea a través de los 10000
Km. de coníferas: muchas especies son las mismas en Eurasia y en
América del Norte, solo cambian el nombre que en uno u otro continente
le dan.
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