Las
semillas germinadas, también llamadas
brotes,
sprouts o
germinados son
semillas que se hacen
germinar, normalmente sobre
suelo, para destinarlas a la alimentación o prepararlas para la
siembra. En chino
tou yah, cantonés
tau ah, japonés
moyashi. Las semillas germinadas suponen una forma fácil de alimentarse saludablemente, al suponer una fuente natural de
vitaminas y otros principios inmediatos, siendo muy digeribles gracias a los cambios sufridos durante el proceso de germinación.
Las semillas germinadas tienen propiedades nutricionales superiores a las de las secas: su contenido de vitaminas,
minerales,
oligoelementos y
enzimas pueden multiplicarse por varias centenas durante la germinación. En el caso del trigo hay incluso ciertos elementos, como la
vitamina C, que no están disponibles en las semillas sin germinar.
Pueden germinarse, de forma muy simple y a un coste muy bajo (el de
adquisición del grano), semillas en casa para consumo propio.
Es posible germinar casi cualquier semilla comestible para su consumo:
- Legumbres: alfalfa, fenogreco, frijol chino, lenteja, judía, guisante, trébol, etcétera.
- Cereales: avena, trigo, maíz, mijo, centeno, alforfón, cebada, quinoa, arroz, etcétera.
- Oleaginosas: sésamo, girasol y frutos secos como la almendra, la nuez, etcétera.
- Verduras: brécol, zanahoria, apio, repollo, espinaca, hinojo, nabo, cebolla, puerro, perejil, rábano, etcétera.
- Mucilaginosas: berro, lino, rúcula, mostaza, etcétera.
Es recomendable usar semillas de
agricultura biológica,
disponibles en comercios especializados, aunque también las semillas
convencionales, siempre y cuando no estén tratadas con pesticidas u
otros productos químicos. Siempre hay que guardar correctamente las
semillas, pues el riesgo de contaminación es igual para las procedentes
de agricultura biológica como convencional. Para los cereales y
leguminosas, pueden emplearse las que se venden para consumo
alimenticio. Las semillas guardadas en buenas condiciones conservan su
poder de germinación durante largo tiempo. Los frutos secos necesitan
previamente un remojado durante largo tiempo antes de hacerlos germinar.
Este proceso de pregerminación hace que los minerales que contienen
(incluyen el calcio) sean más fácilmente asimilables por el cuerpo
humano.
Germinación
El periodo de reposo de la semilla suele terminar con el remojado, o
pregerminación. Los tejidos normales de plantas contienen cerca de un
90% de agua mientras las semillas tienen solo de un 5 a un 18%. Tras
esto viene la germinación, donde se produce una intensa transformación
de la semilla: las reservas de la semilla se transforman para el
crecimiento, la cantidad de vitaminas se multiplica de 3 a 12 veces
según el tipo de semilla, las enzimas se activan o inhiben, etcétera.
Desde el punto de vista nutricional, las transformaciones que sufren las semillas son:
- Almidón (carbohidratos) ⟶ azúcares simples (por ejemplo, maltosa)
- Proteína ⟶ aminoácidos
- Lípidos ⟶ grasas
- Vitaminas ⟶ muchas más vitaminas
Los aumentos de las cantidades de vitaminas son del siguiente orden:
- Calor
Las semillas germinan a temperatura ambiente, haciéndolo más rápido
cuanto más calor haga. Por ejemplo, el frijol chino crece 5 cm a 20 °C
en 6-7 días, mientras que a 25 °C le bastan 4 días.
Beneficios del oxígeno en las raíces
La presencia de
oxígeno en la
rizosfera (zona de las raíces) es necesaria para que haya un crecimiento saludable de la planta
[cita requerida]. Como los aeropónicos se cultivan con aire en combinación con
microgotas
de agua, casi cualquier planta puede crecer hasta la madurez en el
aire, siempre y cuando cuente con suficiente oxígeno, agua y nutrientes.
Algunos cultivadores favorecen los sistemas aeropónicos sobre los hidropónicos debido a que la
aireación
aumentada de los nutrientes hace que llegue más oxígeno a las raíces de
las plantas, estimulando su crecimiento y ayudando a prevenir la
formación de
patógenos.
1
El aire limpio abastece de oxígeno, el cual es un purificador
excelente para las plantas y el entorno aeropónico. Para que la planta
tenga un crecimiento natural debe tener acceso sin restricciones al
aire. Debe permitirse que las plantas crezcan de forma natural para un
desarrollo fisiológico exitoso. Entre más confinado sea el sistema,
mayor será la probabilidad de que la presión enferme la planta y al
entero sistema aeropónico.
Algunos investigadores han utilizado aeroponía para estudiar los
efectos de la composición del gas de la zona radicular en el rendimiento
de la planta. Soffer y Burger [Soffer et al., 1988] estudiaron los
efectos de las
concentraciones de
oxígeno
disuelto en la formación de raíces adventicias en lo que denomina
"hidropónico aéreo". Utilizaron un sistema eólico e hidráulico de tres
niveles: dividieron la raíz en tres zonas separadas. Los extremos de las
raíces fueron sumergidos en un depósito de
nutrientes,
mientras que la parte central de la raíz recibió nutrientes en forma de
neblina y la parte superior estuvo exenta de la neblina. Sus resultados
demostraron que el oxígeno disuelto es esencial para la formación de la
raíz. Sin embargo, también comprobaron que de las tres concentraciones
de O
2 utilizadas, la sección central expuesta a la neblina
obtuvo mayor número y longitud de raíces que la sección sumergida o la
que no estuvo expuesta a la neblina. Incluso a una menor concentración,
la sección empañada por la neblina fue la que obtuvo mejores resultados.
Otros beneficios del aire (CO2)
Las plantas en un verdadero aparato aeropónico tienen acceso 100% a concentraciones de
dióxido de carbono que van desde las 450
ppm hasta las 780 ppm por
fotosíntesis. A una
milla (1,6km) sobre el nivel del mar, la concentración de CO
2
en el aire es 450 ppm durante el día. Por la noche, el nivel sube hasta
los 780 ppm. A menor elevación el nivel será más alto. En cualquier
caso, el aparato de cultivo aéreo ofrece a las plantas la capacidad de
tener acceso pleno a todo el CO
2 en el aire para la fotosíntesis.
Los investigadores en
fisiología vegetal descubrieron en el siglo XIX que las plantas absorben los minerales esenciales por medio de
iones inorgánicos disueltos en el agua. En condiciones naturales, el suelo actúa como reserva de
nutrientes
minerales, pero el suelo en sí no es esencial para que la planta
crezca. Cuando los nutrientes minerales de la tierra se disuelven en
agua, las raíces de la planta son capaces de absorberlos. Cuando los
nutrientes minerales son introducidos dentro del suministro de agua de
la planta, ya no se requiere el suelo para que la planta prospere. Casi
cualquier planta terrestre puede crecer con hidroponía, aunque algunas
pueden hacerlo mejor que otras. La hidroponía es también una técnica
estándar en la investigación biológica y en la educación, y un popular
pasatiempo
La
fisiología vegetal es una subdisciplina de la
botánica dedicada al estudio del funcionamiento de los
órganos y
tejidos vegetales de las plantas.tambien es donde se estudian las plantas a medida de un proceso o tiempo
1
El campo de trabajo de esta disciplina está estrechamente relacionado con la
anatomía de las plantas, la
ecología (interacciones con el medio ambiente), la
fitoquímica (
bioquímica de las plantas), la
biología celular y la
biología molecular.
Los fisiólogos botánicos estudian los procesos fundamentales tales como la
fotosíntesis, la
respiración, la
nutrición vegetal, las funciones de las
hormonas vegetales, los
tropismos, los
movimientos násticos, el
fotoperiodismo, la
fotomorfogénesis, los
ritmos circadianos, la fisiología del estrés medioambiental, la
germinación de las
semillas, la
dormancia, la función de los
estomas y la
transpiración, siendo estos dos últimos parte de la relación de las plantas con el
agua.
SEMILLA
La
semilla,
simiente o
pepita es cada uno de los
cuerpos que forman parte del fruto que da origen a una nueva planta; es
la estructura mediante la cual realizan la propagación las
plantas que por ello se llaman
espermatofitas (plantas con semilla). La semilla se produce por la maduración de un
óvulo de una
gimnosperma o de una
angiosperma. Una semilla contiene un
embrión
del que puede desarrollarse una nueva planta bajo condiciones
apropiadas. También contiene una fuente de alimento almacenado y está
envuelta en una
cubierta protectora.
El alimento almacenado comienza como un tejido fino llamado
endospermo, que es provisto por la planta progenitora y puede ser rico en
aceite o
almidón y en
proteínas. En ciertas especies el embrión se aloja en el endospermo, que la semilla utilizará para la germinación.
En otras especies, el endospermo es absorbido por el
embrión mientras que el último crece dentro de la semilla en desarrollo, y los
cotiledones
del embrión se llenan del alimento almacenado. En la madurez, las
semillas de estas especies carecen de endospermo. Algunas de las plantas
comunes cuyas semillas carecen de endospermo son
habas,
guisantes,
calabazas,
girasoles, y
rábanos picantes (al igual que todas las especies de la familia
Brassicaceae). Las semillas de plantas con endospermo incluyen todas las
coníferas, la mayoría de las
hierbas y de otras
monocotiledóneas, tales como el
maíz y el
coco.
La envoltura de la semilla se desarrolla a partir de cubiertas, llamadas
tegumentos, que originalmente rodean al
óvulo. En la semilla esta envoltura madura se puede convertir en una fina cubierta, como en el
cacahuete, o en algo más sustancial.
Las semillas de las
angiospermas quedan contenidas en estructuras secas o carnosas (o en capas de ambas), llamadas
frutos. En español se llama
fruta al alimento que representan los frutos carnosos y dulces. En cambio, las semillas de las
gimnospermas comienzan su desarrollo «desnudas» sobre las
brácteas de los
conos, aunque en su desarrollo son acompañadas por escamas, que ayudan a su protección o a su dispersión.
Existe también un concepto legal de semillas, en el que se considera
como tal a cualquier parte de la planta cuando su fin es la
multiplicación, y entonces se incluyen plantones, vitroplantas,
esquejes, etcétera.
A diferencia de los animales, las plantas están limitadas en su
habilidad de buscar las condiciones favorables para la vida y el
crecimiento. Por consiguiente, han evolucionado de muy diversas formas
para propagarse y aumentar la población a través de las semillas.
Una semilla debe llegar a la localización adecuada en el momento
óptimo de germinación. Estas propiedades que fomentan la producción de
la siguiente generación es posible que estén más relacionadas con los
frutos que con las mismas semillas, ya que la función típica de la
semilla es la de servir de mecanismo retardante, permitiendo suspender
el crecimiento si las condiciones no son favorables o dar el tiempo
necesario para su dispersión. Cada especie logra su objetivo de una
forma diferente: produciendo gran cantidad de semillas, envolviendo las
semillas en duras capas que se van ablandando con las lluvias y el frío
invernal para germinar.
FUENTE W.