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miércoles, 25 de febrero de 2015

SOL EN LAS PLANTAS

SOL EN LAS PLANTAS
 http://ocw.upm.es/ingenieria-agroforestal/climatologia-aplicada-a-la-ingenieria-y-medioambiente/contenidos/tema-3/EFECTO-DE-LA
VER:
https://www.youtube.com/watch?v=H3zDfN9Zs

CRECIMIENTO DE UNA PLANTA DE FRIHOL
http://www.ehowenespanol.com/describir-proceso-crecimiento-semilla-planta-como_173749/

 EFECTO DE LA RADIACIÓN ULTRAVIOLETA-B EN PLANTAS
EFFECT OF ULTRAVIOLET-B RADIATIONIN PLANTS

Libertad Carrasco-Ríos1
Departamento de Química, Facultad de Ciencias, Universidad de Tarapacá. Arica-Chile. E-mail: lcarrasc@uta.cl


RESUMEN
La luz es uno de los factores más importantes que regulan el crecimiento y desarrollo de las plantas. Sin embargo, el aumento de la radiación ultravioleta-B debido a la acción antropogénica puede tener un impacto negativo en éstas, provocando una disminución de la fotosíntesis y de la producción de biomasa. Esta radiación puede además causar daño en distintas biomoléculas, entre la cuales la más importante es el DNA.
En este sentido, el presente trabajo analiza los estudios recientes sobre la respuesta del crecimiento de plantas expuestas a condiciones de alta radiación ultravioleta y los mecanismos de reparación molecular que en condiciones naturales generan las plantas como estrategia para protegerse de este tipo de radiación.
Palabras clave: Radiación UV, mecanismos de fotoprotección, implicancias ecológicas.




INTRODUCCIÓN
La radiación solar es uno de los principales factores ambientales que afectan la vida en nuestro planeta. Esta radiación controla el funcionamiento de los ecosistemas terrestres y acuáticos tanto a través del control de procesos fotobiológicos (fotosíntesis, fotoperíodo, fototropismos, etc.) como por medio de su acción sobre otros factores ambientales (temperatura, humedad, etc.) y ciclos naturales (ciclos diarios, anuales, hídricos, etc.) que finalmente inciden en la distribución de los organismos.
La radiación que llega a la Tierra abarca una amplia gama del espectro electromagnético y aproximadamente el 40% de ella es la que conocemos como luz o radiación visible. Esta comprende
longitudes de onda que van de los 400 a los 700 nm, rango que abarca los colores violeta, azul, verde, amarillo, naranja y rojo y que por ser usado por los vegetales en el proceso de la fotosíntesis, también se le denomina radiación fotosintéticamente activa o PAR (sigla derivada del inglés: photosynthetic active radiation).
Otro rango de esta radiación electromagnética es el que va de los 280 nm a los 1000 nm, conocido como rango fotobiológico ya que comprende longitudes de ondas más allá de la radiación PAR y que son de importancia en otros procesos fotobiológicos bajo control de fotorreceptores específicos como por ejemplo los fitocromos.
Esta misma radiación solar, la cual ha hecho posible la vida sobre nuestro planeta, puede ser perjudicial en altas intensidades o cuando la proporción de ondas cortas aumenta por sobre determinados límites. Altas intensidades de radiación y cambios en la composición espectral pueden afectar importantes procesos en los organismos, en particular en los vegetales que por no poder moverse sólo les queda adaptarse a tales cambios. Uno de los principales cambios que ha sucedido este último tiempo ha sido el aumento de la radiación UV-B (1). Esto, producto de la destrucción de la capa de ozono por compuestos contaminantes como los clorofluorocarbonos (CFC), óxidos de nitrógeno, cloro, bromo, etc. Estos compuestos tienden a formar compuestos estables con el ozono (O3) con una vida media de 50 a 150 años (2). La radiación UV-B es aquella comprendida entre las longitudes de onda 280 y 320 nm. Los otros componentes de la radiación UV son la radiación UV-C, comprendida entre los 200 y 280 nm, y la UV-A entre los 330 y 400 nm. Esta última radiación es poco absorbida por el O3, por lo que llega en mayor cantidad a la superficie de la Tierra y constituye una importante señal fotomorfogénica en las plantas y es la menos dañina. Por el contrario, la UV-C es la más energética y dañina para el ADN. Sin embargo, por ser la más absorbida por el oxígeno (O2) y el O3 de la estratosfera prácticamente no llega a la superficie terrestre.
La destrucción de la capa de ozono ha sido más intensa en las latitudes altas, en particular en la Antartica, donde las concentraciones de ozono han disminuido entre un 40-50% respecto a los valores obtenidos en 1980 y mínimos cambios en la zona del Ecuador en un 3-6% (35-60°N y 35-60°S), donde la radiación UV es intensa por naturaleza (3). Debido a esto, desde 1980 a la fecha, el flujo de radiación UV-B principalmente dentro del rango de los 290-315 nm ha aumentado en la troposfera en promedio 6-14% (4).
Si bien la radiación ultravioleta-B comprende una pequeña región del espectro electromagnético, su acción sobre plantas y animales es considerable. Esto principalmente debido a que importantes biomoléculas como proteínas y ácidos nucleicos, por presentar electrones n la absorben fuertemente. Numerosos son los efectos atribuibles a esta radiación, la cual ha estado desde siempre presente en el ambiente (5). Así, las plantas desde temprano en su evolución han debido adaptarse a su presencia y desarrollar mecanismos capaces de disminuir sus efectos adversos. Por tal motivo, desde el descu-
brimiento del denominado "agujero" de ozono en la Antartica, el interés por estudiar los principales efectos de la radiación ultravioleta-B sobre los vegetales ha aumentado considerablemente. Estos efectos se pueden clasificar en efectos anatomo-morfológicos, metabólicos y moleculares. En este trabajo se analizan los principales estudios efectuados sobre los efectos de la radiación UV-B en las plantas con especial énfasis en aquellos efectos sobre los procesos metabólicos y moleculares.
LOS EFECTOS DE LA RADIACIÓN UV-B SOBRE LA MORFOLOGÍA Y ANATOMÍA DE LAS PLANTAS
Para que la radiación UV-B sea interceptada y produzca alteraciones en la fisiología de la planta debe penetrar en la hoja y ser absorbida por cromóforos o moléculas susceptibles al efecto dañino de esta radiación. Por lo tanto, los cambios morfológicos y anatómicos que son inducidos por la radiación UV-B pueden llegar a ser determinantes en las respuestas de las distintas especies vegetales sometidas a un aumento de este tipo de radiación. Así, frente a un aumento de la radiación UV-B muchos de los cambios observados, tanto en plantas monocotiledóneas como dicotiledóneas, son principalmente atribuidos a la orientación de las hojas que tiene cada uno de estos grupos de plantas, lo que finalmente influirá en la capacidad de interceptar este tipo de radiación. Las especies monocotiledóneas que presentan hojas delgadas con orientación vertical interceptan menos la radiación UV-B que las dicotiledóneas por presentar éstas hojas anchas y de orientación más bien horizontal, y por lo tanto son más susceptibles al daño (6). Por tal motivo, las plantas monocotiledóneas parecen ser generalmente más tolerantes a niveles elevados de radiación UV-B.
Por otra parte, las plantas aclimatadas a condiciones de alta radiación UV-B, como por ejemplo en alta montaña, se caracterizan principalmente por presentar tallos y ramas cortas, resultando plantas de morfología más bien compacta y de tamaño pequeño (1, 8,9). La disminución de la altura de las plantas expuestas a altas intensidades de radiación UV-B ha sido relacionada directamente con la inducción de internudos más cortos en distintas especies (4,7,8, 9). Por tal motivo, se ha sugerido que el mecanismo por el cual la radiación UV-B reduce la longitud del tallo sería la oxidación de fitohormonas inductoras del tamaño de las células, como el ácido indolacético (IAA), el cual es susceptible a ser degradado por la radiación UV-B (10).
Uno de los parámetros de crecimiento que es notablemente alterado por un aumento de la radiación UV-B es el área foliar. Su reducción ha sido ampliamente documentada en distintas especies cultivadas como: arveja (11), pimentón (12), soya (13), etc. La disminución del área foliar, que se refleja en la presencia de hojas de menor tamaño (14), se produciría como consecuencia del efecto inhibitorio de la radiación UV-B sobre la expansión del epitelio de la cara adaxial que es la que normalmente recibe flujos de radiación UV-B mayores a la abaxial. Se ha demostrado que es la expansión de las células epiteliales la que regula el crecimiento foliar (15) y la inhibición de la expansión observada en condiciones de alta radiación UV-B se produciría debido a un mayor entrecruzamiento de los enlaces formados entre carbohidratos y ácido ferúlico. Esto finalmente reduce la extensibilidad de la pared celular (16), lo cual concuerda con lo encontrado por Liu y colaboradores, quienes observaron un aumento de la proporción de ácido ferúlico en el epitelio de hojas de cebada como respuesta a la radiación UV-B (17).
Por otra parte, diversos estudios sugieren que la primera causa de la reducción del área foliar está asociada a la inhibición de la división celular (18, 14). lo que ha sido observado en células epiteliales de hojas de trigo, en cotiledones de Cucumis sativus (19). hipocotilos de tomate (20). cultivo en suspensión de células de Petroselinum crispum (21) y en protoplastos de hojas de Arabidopsis thaliana (22). Este efecto inhibitorio de la radiación ultravioleta-B sobre la división celular se debería a la acción oxidativa de los fotones UV-B sobre las tubulinas que son proteínas que se ensamblan para formar el huso mitótico en la división celular (22). Además, Logemann y colaboradores encontraron que la síntesis de histonas, proteínas que se unen al ADN formando la unidad estructural de la cromatina denominada nucleosoma, es reprimida transcripcio-nalmente por efecto UV-B (21). Resultado similar a lo obtenido en plantas de maíz donde también se observó una disminución de la histona H4 por efecto de la radiación UV-B, lo que estaría provocando alteraciones en la división celular por ausencia de la unidad estructural y móvil del ADN (21, 23). Sin embargo, no está claro si la disminución de la división celular inducida por radiación UV-B es un efecto inhibitorio directo sobre las células potencialmente aptas para dividirse o el resultado de una respuesta coordinada de la planta a elevada radiación UV-B.
A lo largo de la evolución, la radiación UV-B ha inducido en las plantas diversos cambios anatómicos que han permitido modificar su intercepción y su penetración al interior de las células. Por ejemplo, el aumento de ceras y el cambio en la composición de éstas en la superficie foliar observado en especies expuestas a UV-B (24), favorece la reflexión de la luz UV-B desde la superficie foliar y contribuye a reducir la penetración de la radiación UV-B en las hojas (25). Por ejemplo, en coniferas esta penetración medida por medio de microsensores de fibra óptica resulta ser prácticamente nula, 3-12% en plantas leñosas y hierbas y 18-41% en plantas herbáceas dicotiledóneas (26). El aumento del grosor de las hojas es otro de los cambios anatómicos observado en plantas expuestas a radiación UV-B. Esto se debería al aumento del grosor de la pared celular como consecuencia de la inducción de síntesis de lignina y otros polifenoles (7, 27).
Un porcentaje de la radiación UV-B que penetra a través de la hoja es absorbido por cromóforos asociados al aparato fotosintético (4,5), así, las respuestas fotomorfogénicas tienen un impacto directo sobre la mantención de la estructura y funcionamiento de éste. Por ejemplo, en diferentes cultivares de arroz se señala que niveles de radiación UV-B de 15-16 kJ-nr2 provocan destrucción de membranas en cloroplastos y desorganización de granas (28), en maíz una intensidad de 9 kJ-nr2 provoca colapso de la epidermis adaxial en la zona distal de las hojas (29) y una disminución en el número de cloroplastos en otras especies vegetales (30), un mayor número de tricomas en la superficie de la cara adaxial (30,31) y una reducción en el número y diámetro de los tubos xilemáticos, así como disminución de la frecuencia estomática y del área foliar (31, 32).
ACCIÓN UV-B SOBRE PROCESOS FOTOQUÍ-MICOS Y METABÓLICOS
Dentro de los procesos metabólicos afectados por la radiación UV-B se pueden resaltar aquellos relacionados con el metabolismo energético como lo son la fotosíntesis, aquellos relacionados con la síntesis de metabolitos secundarios, y finalmente aquellos relacionados con la detoxificación de especies reactivas de O2.
ACCIÓN UV SOBRE ANTENA COLECTORA Y FOTOSISTEMAS
La inhibición del proceso de fotosíntesis en distintas especies de plantas por efecto de UV-B fue demostrada hace ya más de 20 años (19). Longitudes de onda ubicadas en la región ultravioleta del espectro resultan ser muy efectivas en la inactivación de la fotosíntesis (33, 34). Los sitios del aparato fotosintético que se ven afectados por la luz ultravioleta-B son: el complejo colector de luz II ((LHCII, del inglés light center harvesting), el centro de reacción del fotosistema II (PSII, del inglés photosynthetic system) y el aceptor del fotosistema I, PSI (35, 36). Sin embargo, la mayor parte de los estudios han demostrado que el foto-sistema II es más sensible a la radiación UV-B que el fotosistema I (37).
EFECTO UV-B SOBRE LAS PROTEÍNAS Y LOS PIGMENTOS DE LAS ANTENAS COLECTORAS
La alta eficiencia de la transferencia de energía que se produce en el PSII depende de la estructura específica de las proteínas que lo conforman y encargadas de proporcionar la orientación y configuración óptima que garantice la conducción de la energía entre los distintos complejos de las membranas tilacoidales (38). Por lo tanto, cualquier alteración que se produzca en estas proteínas por efecto UV-B afectará también a las propiedades de los pigmentos asociados y de otros cofactores que en conjunto hacen posible el proceso fotosintético (38).
En general, la radiación UV-B induce la pérdida de polipéptidos localizados en el PSII tales DI, D2, CP47, CP43 y de enzimas del ciclo de Calvin (39). Las proteínas son moléculas orgánicas que contienen en su estructura aminoácidos aromáticos como la tirosina, fenilalanina y triptófano, los que presentan electrones del tipo n (40). Los fotones del tipo ultravioleta, que son más energéticos que los del tipo visible, son capaces de promover transiciones electrónicas k-k* y de esta manera inducir transformaciones químicas que afectan directamente el establecimiento de enlaces químicos, lo que altera la estructura de las moléculas que los poseen (41). Así, diversos estudios indican que la absorción de radiación UV-B por parte de aminoácidos cíclicos induce la oxidación no específica de éstos alterando su conformación y finalmente la funcionalidad de las proteínas. Esto puede llegar a afectar significativamente la vida de las plantas dado que los mecanismos de reparación basados en la capacidad de síntesis y en la tasa de reposición de las proteínas pueden ser sobrepasados por el efecto de la radiación UV-B (19, 40).
En este sentido, el principal efecto de la radiación UV-B sobre el PSII se produce específicamente en la proteína DI (42), donde la energía de los fotones UV-B rompe esta proteína en el segundo segmento transmembranal, dando origen a fragmentos C-terminal de 20 kDa y N-terminal de 10 kDa (36, 43). El aumento de la degradación de la proteína DI bajo radiación UV-B puede ser explicado como consecuencia de dos mecanismos independientes. El primero producido por el dafio directo al cluster de manganeso implicado en la oxidación del agua, lo que provoca el rompimiento de la proteína DI (35,42,43,44). El segundo mecanismo que explica la degradación de la proteína DI por efecto de la radiación UV-B implica la inducción de defosforilación de proteínas del PSII, que ocurre por la interrupción del transporte lineal de electrones y que afecta la producción de ATP Y NADPH, lo cual favorece el recambio de proteínas DI, de acuerdo al modelo propuesto por Aro y colaboradores en 1997 (39, 45).
La síntesis e inserción de nuevas proteínas DI, así como la transcripción, traducción y elongación del péptido naciente dependen también de la luz visible (46). Independientemente del mecanismo del daño, la recuperación de la fotoinhibición del PSII depende de la síntesis in novo de la proteína DI y de su reensamblaje en el centro de reacción del PSII (47, 48). Este es un proceso que ocurre continuamente y es independiente del daño inducido por radiación ultravioleta-B y sólo la proteína DI es sintetizada de novo (36). La defosforilación reversible de polipéptidos tales como CP43 y D2 también estaría implicada en el desmantelamiento de los centros dañados (45), y tanto CP43 como D2 serían recicladas para reconstituir la funcionalidad de los centros de reacción del PSII (36) aunque algunos estudios indican que las distintas proteínas CP tendrían una baja capacidad de restauración una vez provocado el daño en el PSII por radiación UV-B (49).
Además, la pérdida de la capacidad de restauración de la proteína DI que ocurre tanto a altas intensidades de luz visible y de radiación UV-B (36), se ha relacionado directamente con la disminución de clorofilas a y b (49). La disminución del contenido de pigmentos fotosintéticos localizados en los LHC por efecto del aumento de luz ultravioleta-B, ha sido observada en distintas especies cultivadas y la tolerancia que puedan presentar algunas especies frente a un aumento de la radiación ultravioleta-B se relaciona con la capacidad de las plantas de mantener la clorofila en sus hojas (4, 50). Es así como la reducción del contenido de clorofilas por efecto de luz ultravioleta-B puede llegar al 33% en especies monocotiledóneas tales como maíz y sorgo (6) y en dicotiledóneas la disminución puede ser de un 10 % en el caso de la soya hasta un 78% en poroto según Mirecki y Teramura (51).
La pérdida de pigmentos que se observa bajo condiciones de radiación UV-B se debería principalmente a que la degradación de la proteína DI provoca la desorganización de los centros de reacción y, en consecuencia, la liberación de los complejos CP47 y CP43 (39). La presencia de clo-roplastos modificados estructuralmente en plantas expuestas a UV-B, con un menor número de granas y menor cantidad de tilacoides por grana avalan estas observaciones (4, 26, 52) y en este sentido, la disminución del contenido de clorofila a y b en plantas tratadas con luz UV-B sería resultado de la parcial desorganización de las granas, lo que confirmaría el daño que induce la radiación UV-B en el PSII (39). Además, la pérdida de proteínas del LCHII directamente implicada en el proceso de captación de luz como CP43 y CP47 (35, 44, 53, 54) provocaría la liberación de clorofilas, las que en estado libre son destruidas por fotooxidación (35, 55).
La destrucción f otooxidativa de las clorofilas libres puede producirse también debido a la fotoinhibicion del PSII por el lado dador de electrones. Aunque este tipo de fotoinhibicion ha sido informado por distintos investigadores como uno de los eventos que se desencadenan bajo condiciones de radiación UV-B, para otros este daño es de carácter secundario (35). La fotoinhibicion del PSII observada en condiciones de luz visible y UV-B promueve la formación del par radical P680+/Pheo- una vez que ocurre la primera separación de carga entre el dímero de clorofila (P680) y una molécula de feofitina "Pheo" en el centro de reacción del PSII (35). Bajo exceso de radiación esta situación tiende a la recombinación de carga, lo que además da lugar a la formación del triplete de P680 (3P680), el cual al interactuar con el O2 genera oxígeno singlete (1O2) que es un potente agente oxidante (35, 56). El alto potencial oxidante del P680 actuaría oxidando membranas tilacoidales, proteínas cercanas como DI, D2, CP43, CP47 (49, 57) y clorofilas que al estar libres son propensas a la fotooxidación (35).
Independiente del tipo de fotoinhibicion al que es sometido el PSII en condiciones de alta radiación UV-B, la interrupción del transporte lineal de electrones termina por afectar finalmente la producción de ATP y NADPH, elementos esenciales en la fijación de CO2 en el ciclo de Calvin (35, 44, 58).
Por otra parte, la radiación UV-B afecta también la expresión de distintos genes por daño directo en moléculas de ADN (59, 60). Por ejemplo, Broshe y colaboradores informan de la influencia de la radiación UV-B en la expresión de genes relacionados con proteínas y componentes del PSII (59). De la misma manera, Casati y Walbot, en genotipos de maíz con variados contenidos de flavonoides, encontraron que la expresión de genes asociados a la fotosíntesis disminuía en condiciones de radiación ultravioleta-B y que aumentaba la expresión de genes que codifican la síntesis de ubiquitinas, proteínas que marcan a otras proteínas para la posterior degradación (60).
EFECTO UV-B SOBRE ENZIMAS DEL CICLO DE CALVIN
Distintas investigaciones han informado que la radiación UV-B induce la pérdida de actividades enzimáticas del ciclo de Calvin, con especial énfasis en la disminución directa de la enzima ribulosa 1,5 difosfato carboxilasa (Rubisco) que cataliza la incorporación de CO2 en el ciclo de Calvin (6, 61). Alien y colaboradores, en 1997, demostraron que la radiación UV-B disminuye la tasa de asimilación neta de CO2 en hojas maduras de Brassica napus y que de acuerdo al modelo de von Caemmerer y Farquhar (62), la disminución de la tasa neta de asimilación de CO2 medida en condiciones de saturación luminosa (Asat) es acompañada por la disminución de la velocidad máxima de car-boxilación de la Rubisco (Vcmax), resultados que fueron confirmados por medio de ensayos in vitro de actividad Rubisco (63).
La disminución de la actividad y cantidad de Rubisco inducida por luz ultravioleta-B ha sido informada por distintos investigadores (6, 64, 65). La disminución de la actividad de la enzima Rubisco en condiciones de radiación UV-B es atribuida en la mayoría de los casos a una baja disponibilidad de sustrato ribulosa-1,5-bisfosfato, que ocurre a causa de la disminución de la velocidad máxima del transporte de electrones, proceso que limita la disponibilidad de NADPH y ATP requeridos en la síntesis de ribulosa-1,5-bisfosfato (17, 65).
Otra acción atribuida a la radiación ultravioleta- B es la inducción de senescencia a través de la activación de proteasas específicas como ubiquitinas que degradarían las enzimas del ciclo de Calvin (41, 59, 66).
EFECTO DE LA RADIACIÓN UV-B SOBRE EL METABOLISMO SECUNDARIO
Uno de los mecanismos de adaptación a radiación UV-B más documentado es el aumento de la producción de metabolitos secundarios tales como fenoles y flavonoides, los que se acumulan en las células de la epidermis de diversas especies vegetales, y por ser compuestos que absorben radiación entre los 280-360 nm, reducen el efecto deletéreo de la luz UV-B sobre los distintos componentes celulares (5, 67, 68, 69).
SÍNTESIS DE TERPENOIDES
Los terpenoides son compuestos que presentan gran diversidad estructural y muchos de ellos actúan como toxinas y repelentes de herbívoros. Muy poco se conoce del efecto de la radiación UV-B sobre la síntesis de terpenoides y de los estudios existentes se sabe que la radiación UV-B induce el aumento del contenido de terpenos en hojas de Ocimum basilicum (70) y Grindelia chiloensis (71). Dentro de este grupo de metabolitos secundarios se encuentran también los carotenoides, que son pigmentos accesorios bien caracterizados en su rol fotoprotector y que aparentemente no son afectados por un aumento de radiación UV-B en especies tales como Cucumis sativus, Helianthus annus (72) y Hordeum vulgare (73). Sin embargo, en Glycine max y Oryza sativa se ha observado una marcada reducción en condiciones de elevada radiación UV-B (74), mientras que en Phaseolus vulgaris, el aumento o disminución del contenido de carotenoides ha dependido de los niveles de radiación PAR y UV-B a las que han sido expuestas las plantas (75).
SÍNTESIS DE ALCALOIDES
Los alcaloides tales como la atropina, morfina, codeína, herof na, nicotina, cafeína, cocaína, etc., son compuestos ampliamente reconocidos por su efecto farmacológico y en las plantas actúan como agentes defensivos y como feromonas. Si bien han sido poco estudiados, estos compuestos absorben fuertemente radiaciones comprendidas en el rango UV y tendrían un rol protector frente a este tipo de radiación (76). En Cannabis sativa, el aumento de la radiación UV-B induce la síntesis canabinoides (77), así como en Trifolium repens donde la radiación UV-B aumenta significativamente la producción de cianógenos (78).
SÍNTESIS DE FENILPROPANOIDES
Los fenilpropanoides son metabolitos secundarios del tipo fenólico y al igual que los anteriores han sido implicados en la respuesta de defensa contra insectos herbívoros. Dentro de este grupo se encuentran las ligninas, suberinas, estirilpironas, estilbenos, cumarinas, furanocumarinas, taninos y flavonoides. La implicancia de los flavonoides en la respuesta a radiación UV-B ha sido informada por distintos investigadores y en especies de plantas tales como Arabidopsis thaliana, Licopersicum esculentum, Triticum aestivum, Oryza sativa, Phaseolus vulgaris, Trifolium repens, Zea mays, por citar algunas (20, 28, 60, 67, 79, 80, 81). La acumulación de flavonoides, frecuentemente observada en respuesta a radiación ultravioleta-B, también ha sido relacionada con su potencial acción antioxidante frente a radicales libres (81). No obstante, la función antioxidante de los flavonoides es compleja y depende de una variedad de factores, los que incluyen su compartimentalización, potencial redox, presencia de dobles enlaces, glicosilación y niveles de hidroxilación.
Los compuestos absorbedores de UV tales como fenoles y flavonoides son inducidos por radiación UV-B, acumulándose preferentemente en las células de la epidermis y son capaces de absorber la radiación UV-B no interfiriendo en la absorción de la radiación fotosintéticamente activa (PAR) (5, 67, 68).
El rol protector de estos compuestos en plantas sometidas a condiciones de radiación ultravioleta-B ha sido sustentado principalmente por experimentos realizados en mutantes de Arabidopsis. Sin lugar a dudas, el aislamiento y la caracterización de mutantes a radiación ultravioleta ha sido una poderosa herramienta para el entendimiento de los mecanismos que protegen a las plantas contra el daño inducido por radiación ultravioleta-B. BiezayLois, en 2001, señalan que el mutante de Arabidopsis thaliana uvtl exhibe una marcada tolerancia a altos niveles de radiación UV-B y observan que la inducción de la síntesis de compuestos absorbedores bajo estas condiciones aumenta la capacidad de las hojas de bloquear este tipo de radiación (82). De esta manera, estos autores atribuyen a los flavonoides la elevada resistencia de las mutantes uvtl a condiciones letales de radiación ultravioleta. Lo mismo fue observado en la planta Arabidopsis tt5, que es una mutante virtualmente incapaz de sintetizar flavonoides y que se afecta significativamente al ser expuesta a radiación UV-B (82, 83).
La generación de fenotipos hipersensibles a radiación ultravioleta está íntimamente relacionada con la eficiencia que presenten las enzimas que participan en la biosíntesis de los fenilpropanoides y entre ellos los flavonoides tales como la fenilamonio liasa (PAL), chalcona sintetasa (CHS) y chalcona isomerasa (CHI) (67). En trabajos realizados en hojas de petunia se demuestra que la luz ultravioleta-B induce la síntesis de flavonoles debido a la sobre-rregulación de distintos genes que participan en la síntesis de los fenilpropanoides (84). Al comparar la producción de flavonoides entre la variedad salvaje de petunia y el mutante F3'H deficiente en la enzima flavonoide 3'-hidroxilasa se observó bajo alta radiación UV-B un aumento de flavonoides en la línea tipo salvaje (con predominancia de dihidroxiquercetina) respecto del mutante F3 'H en donde el contenido de flavonoides disminuyó significativamente (con predominancia del kaem-pferol). La enzima flavonoide 3'-hidroxilasa es la encargada de convertir al flavonol monohidroxilado denominado dihidrokaempferol a un tipo de flavonol dihidroxilado conocido como dihidroquercetina. Con este estudio se establece que los flavonoides inducidos por radiación ultravioleta-B presentan altos niveles de hidroxilación y que la enzima flavonoide 3'-hidroxilasa sobrerregula todos los genes que participan en la biosíntesis de los flavonoides, como lo documentan otras investigaciones (68. 84). Asimismo, trabajos realizados en hojas de Arabidopsis L. tipo salvaje muestran que al exponer estas plantas a bajos niveles de radiación ultravioleta-B el contenido de kaempferol resulta superior al de quercetina. Sin embargo, bajo condiciones de alta radiación UV-B el contenido de flavonoides se duplica con un mayor aumento de quercetina respecto de kaempferol. Estos resultados reafirman que los flavonoides protegen a las plantas de Arabidopsis del daño por radiación ultravioleta-B e indican que la enzima flavonoide 3'-hidroxilasa (F3 'H) juega un rol crucial en esta respuesta a la luz UV-B. Los autores también concluyen que la quercetina es un fotoprotector más eficiente que el kaempferol y de mayor capacidad antioxidante (69), lo cual también ha sido determinado en Vicia faba en donde en condiciones de alta radiación UV-B se indujo un aumento en la producción de quercetina particularmente localizada en las células de la epidermis, mientras que la síntesis de kaempferol resultó presentar un carácter constitutivo (85, 86).
Todas estas investigaciones indican que los flavonoides hidroxilados junto con los dihidroxilados confieren una protección adicional contra la UV-B, lo que sería mediado por su relativa capacidad antioxidante, que se dirigiría fundamentalmente hacia los radicales hidroxilos y superóxidos, especies altamente reactivas implicadas en el inicio de la cadena de peroxidación lipídica (5, 81). De esta manera, los trabajos citados establecerían que la hidroxilación no afecta las propiedades absorbedoras de radiación UV de estos compuestos, pero sí su capacidad antioxidante, lo que sugiere que los flavonoides juegan un rol no caracterizado aún en la respuesta a estrés por radiación UV-B.
Por otra parte, las antocianinas también tendrían un rol protector frente a la radiación UV-B, lo que ha sido informado por distintos investigadores, quienes demuestran que extractos purificados de antocianina presentan propiedades fuertemente antioxidantes al atrapar especies reactivas de oxígeno en células vivas in vitro (87). De la misma manera, Stapleton & Walbot demostraron que las plantas de maíz (Zea mays) que contienen flavonoides, principalmente antocianinas, eran protegidas del daño generado en el DNA por radiación ultravioleta y que las plantas deficientes en este tipo de compuestos inducían la formación de dímeros de pirimidina ciclobutano (CPDs) y dímeros de pirimidina pirimidona (6,4 PPs) en el DNA (88).
EFECTO UV-B SÓBRELA GENERACIÓN DE ESPECIES REACTIVAS DE OXÍGENO (ROS)
Distintos estudios han relacionado el aumento de radiación UV-B con la generación de especies ROS, dando cuenta además de la activación de mecanismos de defensa similares a los desarrollados en ataque de patógenos, lo que sugiere que la radiación UV-B activaría procesos de lipoperoxidación en la membrana plasmática (56, 89, 90, 91). Estudios moleculares realizados en Nicotiana longiflora dan una clara convergencia entre las respuestas generadas en ambos estreses (radiación UV-B y ataque de patógeno); los cambios transcripcionales observados mediante microarreglos en ambas situaciones son similares en varias categorías funcionales de genes en magnitud y dirección (91).
Es así como A-H-Mackerness y colaboradores (2001) investigaron la naturaleza y el origen de los ROS implicados en la cascada de señales que son inducidas tempranamente por efecto de radiación UV-B (90). Empleando inhibidores enzimáticos y compuestos atrapadores de radicales libres, estos investigadores observaron que los transcriptos de genes PR1 aumentaban en respuesta a la exposición a UV-B y que tal aumento resultó ser mediado por H2O2 derivado del ion superóxido (O2-), mientras que los transcriptos de genes PDF1.2 fueron sobre-rregulados pero mediante la vía que involucraba directamente O2-. Lo interesante en este trabajo es que los genes que codifican la expresión de la enzima CHS también se sobrerregularon por radiación UV-B, pero sin participación de los ROS ya que los compuestos atrapadores de óxido nítrico (NO) e inhibidores de la enzima óxido nítrico sintasa (NOS) modularon la expresión génica de la enzima CHS (90).
En plantas de Arabidopsis sometidas a radiación UV-B fue observado también que la expresión de genes relacionados con la patogénesis PR1 y PDF1.2 se bloqueaba al pretratar las plantas con ácido ascórbico, lo que indica que durante la respuesta al efecto de la radiación UV-B se generan especies reactivas de oxígeno, los que finalmente inducen la expresión de estos genes (92). Similares observaciones obtuvieron Rao y Ormrod, quienes aumentaron la tolerancia a UV-B en imitantes de Arabidopsis incapaces de sintetizar flavonoides (tt5), por medio de ácido ascórbico y glutatión, compuestos atrapadores de especies reactivas de oxígeno (83).
Estos resultados dan clara evidencia de que la exposición a radiación ultravioleta-B induce un estrés oxidativo en las plantas, lo que provoca la generación de los ROS, y que la molécula de NO podría ser otra señal molecular que actuaría modulando la respuesta a radiación UV-B por medio de la activación de genes específicos como el de la enzima chalcona sintetasa (90).
Por otra parte, en plantas de maíz expuestas a radiación UV-B (60), el aumento de la expresión de genes de proteínas antioxidantes como la ascorbato peroxidasa es consistente con resultados en otras especies monocotiledóneas en respuesta a radiación ultravioleta-B (93). Por lo tanto, la radiación UV-B provoca una explosión oxidativa a nivel celular e induce cambios significativos en un grupo importante de proteínas como lo son las enzimas antioxidantes superóxido dismutasa, catalasa, peroxidasa, glutatión reductasa y ascorbato peroxidasa, además de las moléculas antioxidantes como el glutatión, ascorbato, a-tocoferol y carotenoides, lo que demuestra la participación de especies reactivas de oxígeno (ROS) en la respuesta a UV-B (94). Además, las diferentes especies reactivas de oxígeno generadas por efecto de la radiación UV-B actuarían no tan solo como radicales destructivos a nivel celular sino también como señales moleculares esenciales para gatillar modificaciones en la expresión de genes y así contrarrestar el efecto de la radiación UV-B sobre las plantas. Las "RNS" (del inglés de "reactive nitrogen species") también estarían implicadas en la activación de genes involucrados en la respuesta a UV-B (90).
ACCIÓN UV-B SOBRE EL ADN
El ADN es particularmente sensible a radiación UV-B, debido a que los fotones del tipo ultravioleta promueven transiciones π-π* en las bases nitrogenadas que constituyen los nucleótidos alterando directamente el establecimiento normal de enlaces químicos (95). La fototransformación producida en el ADN afecta principalmente a bases de timina adyacentes, las que por efecto de la radiación UV-B forman estructuras cíclicas denominadas dímeros de pirimidina ciclobutano (CPDs) (96) (Figura 1).

Bajo condiciones de radiación UV-B no sólo se observan lesiones en el ADN del tipo CPDs, también esta radiación induce la formación de otros fotoproductos denominados dímeros de pirimidina pirimidona (6-4 PPs) entre bases adyacentes de timina y citosina (Figura 1), y en el caso del RNA dímeros de uracilo (97).
Del total de las lesiones provocadas por la radiación UV-B sobre el ADN, el 75% corresponde a los CPDs y el resto a fotoproductos de pirimidina (6-4) pirimidona (98). Ambos tipos de dímeros alteran los procesos de transcripción de genes y de duplicación del ADN, debido a que tanto la ADN polimerasa como la ARN polimerasa no son capaces de leer la hebra de ADN a través de estos fotoproductos (99, 100). Por tal motivo, la eliminación de los CPDs y 6-4 PPs resulta esencial para la supervivencia de las distintas especies afectadas por este tipo de daño (99).
Para contrarrestar el efecto dañino de la radiación UV-B sobre el ADN, los organismos han desarrollado dos tipos de mecanismos de reparación: la fotorreactivación y la reparación por excisión de bases y/o nucleótidos (100. 101). En plantas, la vía de reparación de mayor prevalencia es la fotorreactivación (102. 103).
El mecanismo de reparación denominado fotorreactivación es un proceso enzimático, donde la enzima DNA-fotoliasa ejerce la acción reparadora sobre el DNA, la que consiste en monomerizar los dímeros de pirimidina. Este proceso es dependiente de luz y la enzima DNA-fotoliasa, proteína mono-mérica de 50-60 kDa, presenta dos cromóforos que absorben en el rango de luz UV-A (350-400 nm) y luz azul (103).
La fotoliasa específica para CPD de microorganismos, denominada fotoliasa clase I, fue la primera de la familia de enzimas fotoliasas en ser caracterizada por Sanear en 1994 (99). En plantas, las CPD fotoliasas designadas fotoliasas clase II han sido identificadas en distintas especies tales como maíz (88). Arabidopsis (104). soya (105). arroz (106), trigo (107), poroto (108).
La secuencia de esta enzima en Arabidopsis thaliana muestra una considerable analogía con la DNA-fotoliasa originalmente descrita en procarion-tes, lo que indicaría que la función reparadora de esta enzima se habría originado muy temprano en la evolución y que al menos desde el paso de los procariotas a sistemas multicelulares, hace 1000 millones de años, la función de esta enzima no se habría alterado mayormente a pesar de la enorme cantidad de años y del drástico descenso de los niveles de radiación UV-B acaecido hace unos 700-800 millones de años (109).
El mecanismo que emplean estas enzimas para reparar las zonas dañadas de ADN por efecto de radiación UV-B ha sido principalmente estudiado por medio de espectroscopia de resonancia Raman (96, 110) e indica que las fotoliasas reconocen la "lesión sustrato" enlazándose sobre la zona dañada del ADN y de esta manera gatillan el cambio conformacional de la molécula de DNA en 36°, lo que posiblemente permite la eliminación de los fotoproductos (111. 101). Todas las fotoliasas caracterizadas contienen a la coenzima FAD (Flavin adenina dinucleótido) reducida y un segundo cromó foro que dependiendo de la especie podrá ser el 5,10-methenyltetrahydrofolate (MTHF) (fotoliasa Tipo I) o el 8-hydroxy-5-deasa-riboflavin (8-HDF) (fotoliasa Tipo II) (112). Los mecanismos de reacción propuestos para ambas clases de fotoliasas son similares, donde los cromóforos MTHF o 8-HDF funcionan como fotoantenas absorbiendo luz azul, la que es posteriormente transferida para reducir a la coenzima FAD. La coenzima reducida (FADH) cede el electrón al CPD, provocándose el arreglo electrónico dentro de la estructura cíclica de los fotoproductos. Lo anterior da lugar al rompimiento de los anillos de ciclobutano, con lo que finalmente se restaura la integridad de las bases en la molécula de ADN (99,112,113, 101).
En experimentos realizados con mutantes de Arabidopsis thaliana (uvr2-1) deficientes en foto-reparar los dímeros de ciclobutilpirimidina (CPDs), se ha observado que a bajos niveles de luz UV-B se inhibe el crecimiento de la planta y que la mutante uvr2 es incapaz de remover CPDs in vivo (114). La clonación y secuenciación de los genes de la enzima fotoliasa de la mutante de Arabidopsis thaliana uvr2-1 da cuenta de alteraciones en el ADN, específicamente en la parte superior del cromosoma 1 que afecta directamente al gen estructural de la enzima fotoliasa tipo II, lo que conduce a la síntesis de una proteína defectuosa (115). Estos resultados y específicamente la mutante uvr2-1 proveen la evidencia suficiente para afirmar que la enzima CPD fotoliasa es requerida para la supervivencia de la planta en presencia de radiación UV-B y que en general los mutantes sensibles a radiación UV-B no son capaces de reparar su ADN dañado por luz UV-B (104, 114).
Por otra parte, en Arabidopsis thaliana se han identificado dos tipos de fotoliasas que desempeñan funciones específicas, una para la fotorreparación de dímeros de ciclobutano pirimidina y otra para la fotorreparación de los 6-4 PPs (99,115). las que desempeñarían diferentes roles de protección frente a radiación UV-B. En el caso de la CPD fotoliasa, la luz blanca y UV-B inducen la expresión de esta enzima en tejidos de Arabidopsis, en contraste con la enzima 6-4 PPs fotoliasa, la que se expresa constitutivamente y no regulada por luz blanca ni UV-B (99). Además, ambas fotoliasas serían capaces de remover los fotoproductos del ADN en plantas expuestas a condiciones de alta radiación UV-B y elevada temperatura, pero la velocidad de remoción de los CPDs sería menor (99).
En vegetales, además de la fotorreparación del ADN a través de la enzima ADN-fotoliasa, existe el mecanismo de reparación oscura denominado así porque ocurre en ausencia de luz (102. 101). Este mecanismo, umversalmente conocido como mecanismo de reparación por excisión, ya sea de nucleótidos (NER) o de bases nitrogenadas (BER), involucra la acción concertada de distintos productos génicos, algunos de los cuales han sido identificados en plantas (102. 116. 101). Una amplia gama de lesiones que distorsionan la forma helicoidal del ADN como los CPDs y 6-4 PPs son reparadas por NER (102,101).
El mecanismo de reparación por excisión de nucleótidos implica el reconocimiento de la zona de ADN dañada, incisión en la hebra de ADN, excisión de los oligonucleótidos que contienen la lesión, síntesis y ligación del DNA. Kimura y colaboradores evaluaron la actividad reparadora del ADN en diferentes tejidos de plantas de arroz, observando que la reparación a través de fotoliasas y, por excisión se correlacionaba de manera directa con la proliferación celular y que la expresión de distintos genes relacionados con la reparación oscura era elevada en tejidos meristématicos a diferencia de lo observado en células no proliferativas donde sólo se observa actividad CPD fotoliasa (103,117).
Si bien se ha informado que el mecanismo de reparación de DNA por excisión es muy activo en células vegetales en proliferación (103,108). la fotorreactivación es sin lugar a dudas la mayor vía de reparación de ADN en células no proliferativas que están continuamente bajo el efecto de la luz y en consecuencia bajo la acción UV-B (103).
IMPLICANCIAS ECOLÓGICAS DE LAS RESPUESTAS DE LAS PLANTAS A LA RADIACIÓN UV-B
La productividad de los cultivos en el campo no solo depende de la sensibilidad que presenten las distintas especies al efecto de la radiación UV-B, también depende de la interacción con otros factores bióticos y ambientales (118). En este sentido, en el contexto del cambio climático experimentado en el último tiempo, se ha observado además del aumento de la radiación UV-B, un aumento del CO2 y de la temperatura, así como cambios significativos en la frecuencia y calidad de las precipitaciones (119). Incluso, el consenso científico predice un aumento global de la temperatura entre 1.5 y 4.5°C en los próximos 100 años, sumado al ya existente aumento de 0.6°C que ha experimentado la atmósfera desde la revolución industrial (119. 120).
RADIACIÓN UVYLA INTERACCIÓN CON FACTORES BIÓTICOS
En 1994, Caldwell y Flint especularon que el efecto más importante de un aumento de la radiación UV debiera manifestarse a nivel de ecosistemas, donde pequeños cambios en plantas individuales expuestas a UV-B se amplificarían con implicancia directa sobre múltiples niveles tróficos (118).
En el campo, el principal efecto del aumento de la radiación ultravioleta parece ser respuestas fotomorfogénicas que inducen una alteración en la partición y localización del carbono más que en reducciones significativas del crecimiento o de la acumulación de biomasa (73).
Independientemente de la sensibilidad o tolerancia que presenten las plantas frente al efecto de la radiación UV-B, las alteraciones que se producen en la composición química de éstas afectan significativamente la interacción que existe entre las plantas y las distintas comunidades de microorganismos. Es así como muchos de los cambios observados en la población de herbívoros, hongos y bacterias con relación a la exclusión y/o el aumento de la radiación UV-B, han sido correlacionados con los cambios que se generan en los metabolitos secundarios de plantas superiores (121,122) los que estarían mediando múltiples respuestas tróficas por efecto UV-B. Estos compuestos considerados filtros de radiación UV-B en las plantas actuarían también como compuestos antiherbívoros haciéndolas más resistentes al ataque de patógenos, mientras que otros metabolitos secundarios que son secuestrados por herbívoros específicos desde sus hospedantes pueden actuar directamente como compuestos de defensa contra sus depredadores o como precursores de compuestos de defensa (121). De esta manera, los metabolitos secundarios serían los principales candidatos implicados en mediar múltiples respuestas tróficas provocando consecuencias para autótrofos y para subsecuentes niveles tróficos (121,123).
Así también, muchos microorganismos que viven en la superficie de la hoja están expuestos al efecto de la radiación ultravioleta en parte o todo su ciclo de vida. Para estos microorganismos, la radiación UV impone una intensa selección, ya que a menudo son vulnerables al efecto UV durante los procesos de esporulación, dispersión e infección. El daño en el DNA es uno de los principales efectos observados en algunos hongos y bacterias expuestas aUV, incluyendo patógenos y microorganismos implicados en el proceso de descomposición de la materia orgánica en el suelo (121). Los daños que provoca la radiación UV-B en el DNA de estos microorganismos genera -vía mutagénesis- cambios en su composición genotípica, los que son heredables, aumentando de esta manera la variación genética en este nivel trófico (121.123). Estudios en campo del efecto de la UV en sistemas naturales muestran una reducción sostenida de herbívoros conforme aumenta la radiación UV-B y, por el contrario, la reducción de la radiación UV-B mediante filtros tiende a aumentar la severidad de las enfermedades (123). En este sentido, es importante hacer la distinción entre el efecto directo de la radiación UV-B que afecta la tasa de crecimiento de microorganismos y el efecto indirecto de la luz ultravioleta que altera la composición química de la planta hospedante, haciéndola más resistente al ataque de distintos patógenos (123,124).
Estudios en campo están empezando a mostrar que cambios en la radiación UV-B pueden tener a futuro consecuencias para los procesos del suelo y, de organismos asociados, aun no estando directamente expuestos a radiación UV incidente (119, 125). Por ejemplo, microorganismos importantes en la nutrición mineral como micorrizas y hongos que están asociados a raíces disminuyen sustancialmente con el aumento de la radiación UV-B (125). mientras que las interacciones entre plantas
y bacterias simbióticas fijadoras de nitrógeno podrían ser estimuladas por radiación UV-B. Pinto y colaboradores (2002) observaron que el proceso de nodulacion en plantas de poroto era estimulado por la radiación UV-B en conjunto con la producción de compuestos absorbedores de UV en raíces (126).
Aunque la radiación UV-B no llega a penetrar significativamente en el suelo, tiene un efecto directo en la descomposición de las hojas, al estimular el rompimiento fotoquímico de lignina y/o alterar la comunidad de microorganismos que participan en el proceso de descomposición de la materia orgánica, lo que genera importantes consecuencias para el ciclo de nutrientes minerales en el suelo (127).
La interacción y el balance total de todos estos procesos no han sido muy estudiados, sin embargo, la evidencia existente indica que el efecto directo de la UV-B en la descomposición de la materia orgánica varía entre especies, está confinada a los primeros meses después de la caída de las hojas y son relativamente pequeños en magnitud (118). Los mecanismos involucrados en el proceso de descomposición parecen estar relacionados a cambios persistentes en la calidad de la materia seca que proviene de la exposición a UV-B durante el crecimiento de la hoja, es decir, se relacionan con el contenido de flavonoides y otros compuestos fenólicos, así como la proporción de lignina y celulosa en los tejidos vegetales, lo que puede afectar o alterar la tasa de descomposición con implicancia directa en los ciclos biogeoquímicos (126,128).
RADIACIÓN UVYLA INTERACCIÓN CON OTROS FACTORES DEL CAMBIO CLIMÁTICO
El efecto combinado de una alta radiación UV-B y déficit hídrico ha sido abordado en diversos estudios, en los que se deja de manifiesto una reducción del crecimiento de las plantas y la alteración de distintos parámetros fisiológicos y bioquímicos (129). Ambos factores ambientales actuarían sinérgicamente sobre el metabolismo secundario de las plantas aumentando la producción de flavonoides (130). Además, la sequía y los altos flujos de radiación UV-B inducirían la producción de ceras cuticulares favoreciendo de esta manera la reflexión de la luz y la conservación del agua (24).
Un elevado CO2 por sí solo tiene un efecto benéfico en algunas variedades de soya (131). debido a cambios morfológicos asociados a altos niveles de CO2 que favorecen la fijación fotosintética del carbono, aumentando la productividad de la soya entre un 24 a 37% (132). El aumento de la producción de biomasa y del rendimiento de las semillas de soya observado a elevado CO2, se mantiene cuando este factor ambiental interactúa con UV-B, debido a que el aumento de CO2 compensa parcialmente el efecto negativo que genera la radiación UV-B en el crecimiento vegetativo y en procesos fisiológicos (132). Por el contrario, en plantas de tomate y de algodón, la combinación de alta radiación UV-B y elevado CO2 no disminuye el efecto adverso de la UV-B, incluso provoca un daño más severo que en condiciones de CO2 ambiental (133,134).
Por otra parte, Mark y Tevini ,en 1996, observaron que la reducción del crecimiento provocada por alta radiación UV-B en Helianfhus annuus L., cv. Polstar y en Zea mays L., cv. Zenit 2000, podía ser revertida con el aumento de la temperatura en 4°C (10). Esta interacción benéfica entre alta radiación UV-B y altas temperaturas, ha sido atribuida a una mayor tasa fotosintética que tendrían las plantas debido a que tanto la UV-B como las altas temperaturas facilitarían la activación de distintos mecanismos de protección, como por ejemplo aumento de la producción de flavonoides y de la síntesis de proteínas de shock término conocidas como HSP (heat shock protein) (10,119). Además, la interacción radiación UV-B y temperatura serían moduladores positivos de la actividad de la enzima nitrato reductasa (135). No obstante, en soya cultivada con altos flujos de radiación UV-B, el aumento de 1°C en la temperatura genera alteraciones en la morfología del polen y en la germinación (131). lo que tiene un impacto negativo en la productividad de este cultivo, la que es reducida en un 17% (131.136). Pero, durante el crecimiento vegetativo de esta especie, el aumento de CO2 compensa el efecto dañino que producen las altas temperaturas y altos flujos de radiación UV-B sobre distintos aspectos fisiológicos (137).
CONCLUSIONES
Los distintos mecanismos de adaptación a radiación UV-B que se han documentado en plantas, hasta la fecha se relacionan esencialmente con estrategias que desarrollan éstas para evitar la penetración de este tipo de luz. Los cambios morfológicos que involucran la reducción del crecimiento son, sin lugar a duda, la respuesta más observada y se entiende como un mecanismo de protección que persigue disminuir
la cantidad de tejido expuesto y en consecuencia disminuir la absorción de luz UV Es común observar también cambios en el contenido de ceras que favorecen la reflexión de la luz y aumento en el contenido de compuestos absorbedores de radiación UV como fenoles y flavonoides, todos los cuales actuarían como filtros para impedir la penetración de esta radiación y prevenir el efecto dañino de la luz UV-B sobre distintos componentes celulares. Además, los metabolitos secundarios serían un factor común que mediaría en condiciones de radiación UV-B respuestas con consecuencias tanto para autotrofos como para subsecuentes niveles tróficos, lo que puede afectar las interacciones competitivas, el ciclo de nutrición, el ciclo y secuestro de carbono, y otros procesos a nivel de ecosistema.
Las investigaciones analizadas en este trabajo muestran además que las plantas expuestas a radiación UV-B activan mecanismos de protección contra el daño oxidativo sobre lípidos y proteínas. La inducción de la transcripción de genes relacionados con la fotosíntesis, estrés oxidativo y con el metabolismo de los fenilpropanoides demuestran el amplio reajuste de la transcripción genómica que demanda a las plantas mantener la homeostasis fisiológica en condiciones de estrés por UV. Además, demuestran la implicancia de ROS y RNS como promotores de genes que actúan en etapas tempranas del metabolismo de los fenilpropanoides, compuestos que tienen un rol como fotoprotectores y como responsables de la modulación de la respuesta de las plantas a radiación ultravioleta-B.
Por otra parte, la mantención de la estabilidad genómica llevada a cabo predominantemente por las enzimas ADN-fotoliasa resulta de vital importancia para la sobrevivencia de las plantas en condiciones de alta radiación UV-B. Esto debido a que esta radiación afecta directamente la integridad de las moléculas de ADN. Las plantas cuentan también con el mecanismo de reparación de ADN por excisión al igual que los organismos animales; no obstante, la fotorreparación cobra vital relevancia al ser un proceso clave en la protección de células no proliferativas de plantas que están continuamente sometidas al efecto UV-B de la radiación solar.
Si bien las plantas han desarrollado desde temprano en la evolución mecanismos de protección lo suficientemente eficientes para prevenir el efecto dañino de la radiación UV natural, las predicciones de un aumento de la radiación UV-B solar podrían tener un gran impacto en la productibilidad de los cultivos, debido principalmente a la disminución del crecimiento que se observa en las distintas especies vegetales estudiadas y al efecto que tiene sobre hongos y bacterias que son generalmente más sensibles a la UV-B que las plantas. Por lo tanto, se hace necesario abordar esta problemática de manera global, con más estudios que pudiesen predecir los cambios que provocaría el aumento de la radiación UV-B en la distribución de la vegetación y en la biocenosis asociada.
Además, en el contexto del cambio climático experimentado en los últimos años, donde no sólo se ha producido un aumento de la radiación UV-B sino también aumento de la concentración atmosférica de CO2 y de la temperatura, es difícil poder
predecir cómo afectará las complejas interacciones que suceden entre procesos ecológicos y climáticos. Por tal motivo, es importante contar con más información que haga posible predecir las consecuencias que podrían tener las interacciones de estos factores, por ejemplo, en la eficiencia de los mecanismos enzimáticos de fotoproteccion, en la asimilación de CO2 y futura disponibilidad de carbono.
AGRADECIMIENTOS
A las instituciones que financiaron la beca de Doctorado de Libertad Carrasco-Ríos: Gobierno Regional de Tarapacá, CONYCYT y CIHDE.

SEMILLA DE FRIJOL

FRIJOL

 

Germinación

La germinación de una semilla de frijol tarda aproximadamente una semana. Esto puede ser ilustrado a los estudiantes mediante la colocación de una semilla en un vaso de plástico, utilizando toallas de papel mojadas como "suelo". Sin embargo, antes de colocar la semilla en una taza, haz que los estudiantes pesen sus semillas y lo anoten en un diario. La humedad de las toallas de papel ablandará la cáscara exterior dura del frijol. Después de una semana, un pequeño brote llamado hipocótilo aparecerá. La estructura de la primera raíz está ahora desarrollada. Los estudiantes pueden describir e ilustrar este primer desarrollo en su diario.

Crecimiento

La semilla de frijol ahora se convierte en una planta. Durante esta etapa los niños serán testigos del brote o hipocótilo directamente. Esto es debido a la exposición de la semilla de frijol a la luz solar. Los niños pueden ver su brote cuando "alcanza" el sol. Haz que los niños ilustren esta etapa de crecimiento del frijol en su diario y haz que dibujen el sistema de raíces que también se desarrollará durante este tiempo. Las raíces serán visibles a través de la taza. Este es el proceso más largo en el ciclo de la semilla de un frijol, ya que toma cerca de seis semanas.

 

Reproducción y floración

En esta etapa, los estudiantes serán testigos de la floración de sus brotes de frijol. Sin embargo, no van a ver las flores que están esperando, ya que estas en realidad parecen hojas. Antes de que las plantas florezcan, instruye a los niños para que dibujen en su diario el tipo de flor que esperan ver y luego pídeles que dibujen lo que realmente se desarrolla. Las flores son muy importantes para el ciclo de vida de la planta, ya que ayudan en la reproducción. El crecimiento de las flores fertiliza a la planta y la ayuda en su siguiente paso de crecimiento. Las flores se marchitan y luego se caen del tallo.

Frijol

Aquí los estudiantes van a ver otra vaina de frijol, ya que aparece después de que las flores se han marchitado y muerto. Dentro de la vaina de frijol, están surgiendo nuevas semillas. Cuándo cosechar las semillas depende de la variedad de frijol que se ha cultivado. Una vez madura la vaina, los niños pueden abrirla y ver las nuevas semillas de frijol que han crecido o pueden esperar a que la vaina se abra por sí sola y ver la nueva semilla de frijol caer en la taza.

Nuevo ciclo

En este punto los niños pueden determinar si van a volver a plantar sus semillas de frijol y repetir el proceso, o si les puedes enseñar diversas maneras de preparar la semilla de frijol para comer. Los beneficios nutricionales del grano se pueden enseñar a los niños ya que son una buena fuente de hidratos de carbono, hierro y proteínas.

VER:


http://www.mag.go.cr/rev_agr/v09n02_165.pdf

GERMINADOS


Las semillas germinadas, también llamadas brotes, sprouts o germinados son semillas que se hacen germinar, normalmente sobre suelo, para destinarlas a la alimentación o prepararlas para la siembra. En chino tou yah, cantonés tau ah, japonés moyashi. Las semillas germinadas suponen una forma fácil de alimentarse saludablemente, al suponer una fuente natural de vitaminas y otros principios inmediatos, siendo muy digeribles gracias a los cambios sufridos durante el proceso de germinación.
Las semillas germinadas tienen propiedades nutricionales superiores a las de las secas: su contenido de vitaminas, minerales, oligoelementos y enzimas pueden multiplicarse por varias centenas durante la germinación. En el caso del trigo hay incluso ciertos elementos, como la vitamina C, que no están disponibles en las semillas sin germinar.
Pueden germinarse, de forma muy simple y a un coste muy bajo (el de adquisición del grano), semillas en casa para consumo propio.

Es posible germinar casi cualquier semilla comestible para su consumo:
Es recomendable usar semillas de agricultura biológica, disponibles en comercios especializados, aunque también las semillas convencionales, siempre y cuando no estén tratadas con pesticidas u otros productos químicos. Siempre hay que guardar correctamente las semillas, pues el riesgo de contaminación es igual para las procedentes de agricultura biológica como convencional. Para los cereales y leguminosas, pueden emplearse las que se venden para consumo alimenticio. Las semillas guardadas en buenas condiciones conservan su poder de germinación durante largo tiempo. Los frutos secos necesitan previamente un remojado durante largo tiempo antes de hacerlos germinar. Este proceso de pregerminación hace que los minerales que contienen (incluyen el calcio) sean más fácilmente asimilables por el cuerpo humano.
 Germinación
El periodo de reposo de la semilla suele terminar con el remojado, o pregerminación. Los tejidos normales de plantas contienen cerca de un 90% de agua mientras las semillas tienen solo de un 5 a un 18%. Tras esto viene la germinación, donde se produce una intensa transformación de la semilla: las reservas de la semilla se transforman para el crecimiento, la cantidad de vitaminas se multiplica de 3 a 12 veces según el tipo de semilla, las enzimas se activan o inhiben, etcétera.
Desde el punto de vista nutricional, las transformaciones que sufren las semillas son:
  • Almidón (carbohidratos) ⟶ azúcares simples (por ejemplo, maltosa)
  • Proteína ⟶ aminoácidos
  • Lípidos ⟶ grasas
  • Vitaminas ⟶ muchas más vitaminas
Los aumentos de las cantidades de vitaminas son del siguiente orden:

Calor
Las semillas germinan a temperatura ambiente, haciéndolo más rápido cuanto más calor haga. Por ejemplo, el frijol chino crece 5 cm a 20 °C en 6-7 días, mientras que a 25 °C le bastan 4 días.


Beneficios del oxígeno en las raíces

La presencia de oxígeno en la rizosfera (zona de las raíces) es necesaria para que haya un crecimiento saludable de la planta [cita requerida]. Como los aeropónicos se cultivan con aire en combinación con microgotas de agua, casi cualquier planta puede crecer hasta la madurez en el aire, siempre y cuando cuente con suficiente oxígeno, agua y nutrientes.
Algunos cultivadores favorecen los sistemas aeropónicos sobre los hidropónicos debido a que la aireación aumentada de los nutrientes hace que llegue más oxígeno a las raíces de las plantas, estimulando su crecimiento y ayudando a prevenir la formación de patógenos.1
El aire limpio abastece de oxígeno, el cual es un purificador excelente para las plantas y el entorno aeropónico. Para que la planta tenga un crecimiento natural debe tener acceso sin restricciones al aire. Debe permitirse que las plantas crezcan de forma natural para un desarrollo fisiológico exitoso. Entre más confinado sea el sistema, mayor será la probabilidad de que la presión enferme la planta y al entero sistema aeropónico.
Algunos investigadores han utilizado aeroponía para estudiar los efectos de la composición del gas de la zona radicular en el rendimiento de la planta. Soffer y Burger [Soffer et al., 1988] estudiaron los efectos de las concentraciones de oxígeno disuelto en la formación de raíces adventicias en lo que denomina "hidropónico aéreo". Utilizaron un sistema eólico e hidráulico de tres niveles: dividieron la raíz en tres zonas separadas. Los extremos de las raíces fueron sumergidos en un depósito de nutrientes, mientras que la parte central de la raíz recibió nutrientes en forma de neblina y la parte superior estuvo exenta de la neblina. Sus resultados demostraron que el oxígeno disuelto es esencial para la formación de la raíz. Sin embargo, también comprobaron que de las tres concentraciones de O2 utilizadas, la sección central expuesta a la neblina obtuvo mayor número y longitud de raíces que la sección sumergida o la que no estuvo expuesta a la neblina. Incluso a una menor concentración, la sección empañada por la neblina fue la que obtuvo mejores resultados.

Otros beneficios del aire (CO2)

Las plantas en un verdadero aparato aeropónico tienen acceso 100% a concentraciones de dióxido de carbono que van desde las 450 ppm hasta las 780 ppm por fotosíntesis. A una milla (1,6km) sobre el nivel del mar, la concentración de CO2 en el aire es 450 ppm durante el día. Por la noche, el nivel sube hasta los 780 ppm. A menor elevación el nivel será más alto. En cualquier caso, el aparato de cultivo aéreo ofrece a las plantas la capacidad de tener acceso pleno a todo el CO2 en el aire para la fotosíntesis.

 Los investigadores en fisiología vegetal descubrieron en el siglo XIX que las plantas absorben los minerales esenciales por medio de iones inorgánicos disueltos en el agua. En condiciones naturales, el suelo actúa como reserva de nutrientes minerales, pero el suelo en sí no es esencial para que la planta crezca. Cuando los nutrientes minerales de la tierra se disuelven en agua, las raíces de la planta son capaces de absorberlos. Cuando los nutrientes minerales son introducidos dentro del suministro de agua de la planta, ya no se requiere el suelo para que la planta prospere. Casi cualquier planta terrestre puede crecer con hidroponía, aunque algunas pueden hacerlo mejor que otras. La hidroponía es también una técnica estándar en la investigación biológica y en la educación, y un popular pasatiempo


La fisiología vegetal es una subdisciplina de la botánica dedicada al estudio del funcionamiento de los órganos y tejidos vegetales de las plantas.tambien es donde se estudian las plantas a medida de un proceso o tiempo 1
El campo de trabajo de esta disciplina está estrechamente relacionado con la anatomía de las plantas, la ecología (interacciones con el medio ambiente), la fitoquímica (bioquímica de las plantas), la biología celular y la biología molecular.
Los fisiólogos botánicos estudian los procesos fundamentales tales como la fotosíntesis, la respiración, la nutrición vegetal, las funciones de las hormonas vegetales, los tropismos, los movimientos násticos, el fotoperiodismo, la fotomorfogénesis, los ritmos circadianos, la fisiología del estrés medioambiental, la germinación de las semillas, la dormancia, la función de los estomas y la transpiración, siendo estos dos últimos parte de la relación de las plantas con el agua.

SEMILLA
 La semilla, simiente o pepita es cada uno de los cuerpos que forman parte del fruto que da origen a una nueva planta; es la estructura mediante la cual realizan la propagación las plantas que por ello se llaman espermatofitas (plantas con semilla). La semilla se produce por la maduración de un óvulo de una gimnosperma o de una angiosperma. Una semilla contiene un embrión del que puede desarrollarse una nueva planta bajo condiciones apropiadas. También contiene una fuente de alimento almacenado y está envuelta en una cubierta protectora.

El alimento almacenado comienza como un tejido fino llamado endospermo, que es provisto por la planta progenitora y puede ser rico en aceite o almidón y en proteínas. En ciertas especies el embrión se aloja en el endospermo, que la semilla utilizará para la germinación.
En otras especies, el endospermo es absorbido por el embrión mientras que el último crece dentro de la semilla en desarrollo, y los cotiledones del embrión se llenan del alimento almacenado. En la madurez, las semillas de estas especies carecen de endospermo. Algunas de las plantas comunes cuyas semillas carecen de endospermo son habas, guisantes, calabazas, girasoles, y rábanos picantes (al igual que todas las especies de la familia Brassicaceae). Las semillas de plantas con endospermo incluyen todas las coníferas, la mayoría de las hierbas y de otras monocotiledóneas, tales como el maíz y el coco.
La envoltura de la semilla se desarrolla a partir de cubiertas, llamadas tegumentos, que originalmente rodean al óvulo. En la semilla esta envoltura madura se puede convertir en una fina cubierta, como en el cacahuete, o en algo más sustancial.
Las semillas de las angiospermas quedan contenidas en estructuras secas o carnosas (o en capas de ambas), llamadas frutos. En español se llama fruta al alimento que representan los frutos carnosos y dulces. En cambio, las semillas de las gimnospermas comienzan su desarrollo «desnudas» sobre las brácteas de los conos, aunque en su desarrollo son acompañadas por escamas, que ayudan a su protección o a su dispersión.
Existe también un concepto legal de semillas, en el que se considera como tal a cualquier parte de la planta cuando su fin es la multiplicación, y entonces se incluyen plantones, vitroplantas, esquejes, etcétera.

A diferencia de los animales, las plantas están limitadas en su habilidad de buscar las condiciones favorables para la vida y el crecimiento. Por consiguiente, han evolucionado de muy diversas formas para propagarse y aumentar la población a través de las semillas.
Una semilla debe llegar a la localización adecuada en el momento óptimo de germinación. Estas propiedades que fomentan la producción de la siguiente generación es posible que estén más relacionadas con los frutos que con las mismas semillas, ya que la función típica de la semilla es la de servir de mecanismo retardante, permitiendo suspender el crecimiento si las condiciones no son favorables o dar el tiempo necesario para su dispersión. Cada especie logra su objetivo de una forma diferente: produciendo gran cantidad de semillas, envolviendo las semillas en duras capas que se van ablandando con las lluvias y el frío invernal para germinar.

 FUENTE  W.

UN MOMENTO DE REPASO

ESTUDIAR
http://ares.cnice.mec.es/geografia/inicio.php

lunes, 9 de febrero de 2015

EJEMPLO DE APLICACION DE ECOLOGIA

Ecología Aplicada

Más allá de explicar las relaciones entre los organismos y su ambiente, la ciencia de la ecología ha buscado identificar los patrones y procesos que generan la variación en las abundancias de las especies, su distribución y la diversidad de las mismas a diferentes escalas. La búsqueda de tales procesos y patrones ha tenido como fin entender el funcionamiento de los ecosistemas y comunidades, herramienta fundamental para aplicar en la ciencia de la conservación.
Mediante la comprensión de los requerimientos ecológicos de las especies y sus interrelaciones, SELVA busca trascender el enfoque teórico de la ecología. El objetivo es extender y aplicar el conocimiento generado en el diseño y ejecución de estrategias efectivas para conservar los ecosistemas y especies más amenazados, y aquellos lugares donde la diversidad funcional y los procesos ecológicos requieren especial atención.
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DESCUBRE..
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INDUSTRIA LERMA...
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LERMA. EPO 23...
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PROBLEMA AMBIENTAL EPO 23..
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 TRABAJO EN RIO LERMA...
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CONTAMINACION DEL RIO LERMA..
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GEOGRAFIA Y LA PROBLEMATICA AMBIENTAL

GEOGRAFIA Y SISTEMAS EN EL ANALISIS DE LA PROBLEMATICA MEDIOAMBIENTAL © Francisco Javier Gómez Piñeiro
RESUMEN Partiendo de la complejidad de las problemáticas ambientales y territoriales, se formula la necesidad de encontrar una metodología, unos lenguajes comunes, para realizar planteamientos interdisciplinares. En este sentido se defiende el análisis sistémico y la aportación de la Geografía 1. INTRODUCCION Es sabido que, en las últimos décadas, se ha producido un cambio importante en la forma en que la sociedad percibe el medio natural, alcanzando no solo al campo científico sino también a los niveles de decisión económicos, sociales, tecnológicos, culturales y políticos La preocupación por las cuestiones ambientales trasciende de la escala local y regional, para proyectarse como problema global. Todos formamos parte de un sistema complejo en el que las acciones humanas han alcanzado tal grado de intensidad sobre el medio natural, que la corrección de sus impactos requiere respuestas globales Los desequilibrios regionales, tanto entre territorios como dentro de cada uno de ellos; las desigualdades demográficas; el desarrollo de la sociedad de consumo; la crisis en los sistemas rurales y urbanos; el crecimiento urbano; la pérdida de la biodiversidad; la elevada y creciente contaminación; los fenómenos relativos al cambio climático; la destrucción de parte de la capa de ozono; la desertización; la deforestación y pérdida de suelos; la eutrofización de las aguas; las lluvias ácidas; el calentamiento global; la desigualdad en el acceso a los recursos; los conflictos y enfrentamientos por cuestiones territoriales; la extensión de la pobreza; etc.; constituyen fenómenos que configuran la llamada crisis ambiental, de la que hoy tenemos conciencia, y que no puede ni debe ser entendida con planteamientos puntuales, sino como una problemática global y compleja, teniendo en cuenta las interrelaciones, interdependencias, interacciones e interconexiones, que se producen entre las diversas cuestiones ambientales Las acciones humanas requieren una nueva ética ambiental, nuevos modelos científicos y tecnológicos, un desarrollo sostenible, diversos enfoques culturales, y como dicen los estudiosos de estas temáticas: pensar globalmente, para actuar localmente Es cierto que la problemática ambiental es percibida de manera diferente en los países en vías de desarrollo que en los desarrollados. Los primeros están inmersos en una lucha por salir de la miseria, por competir partiendo de posiciones injustas y desequilibradas, por sobrevivir. Los segundos siguen con su expansión económica y ante la gravedad de la crisis ambiental se interrogan acerca de cómo utilizar los recursos naturales para satisfacer las necesidades del presente sin comprometer el futuro Con esta situación, hay que tener en cuenta que el desarrollo sostenible y los problemas ambientales, no pueden sólo referirse a cuestiones ecológicas, sino que deben abarcar también las sociales, culturales, económicas y políticas, si de verdad queremos conseguir el equilibrio y la superación, al menos en parte, de la crisis ambiental Tal complejidad requiere planteamientos de análisis interdisciplinar, nuevas interpretaciones y tener en cuenta la multiplicidad de relaciones para un conocimiento integrado que aporte soluciones En esa búsqueda de soluciones el saber geográfico puede contribuir a la interpretación de la problemática ambiental, así como al análisis de la misma.   ARTICULO COMPLETO__:
http://www.ingeba.org/ikerketa/gomamb/gomamb.htm

¿que es la geografia?

NATURA JC  ver:  http://recursostic.educacion.es/secundaria/edad/3esohistoria/quincena1/textos/quincena1.pdf ARTÍCULO  SOBRE LA GEOGRAFIA  h...